sábado, 7 de marzo de 2015

El periodo de adaptación después de adoptar.

Adoptar un amigo canino es una experiencia increíble y una de las mejores cosas que podemos hacer por otro ser vivo. Una de las etapas más importantes en este proceso es el periodo de adaptación al nuevo hogar. Se trata del tiempo que requiere nuestro compañero -y que varía en cada caso- para reconocer su entorno y a quienes lo habitan, sentirse cómodo en esa nueva situación y adquirir confianza para desenvolverse como un perro sano (jugar, explorar, descansar, alimentarse, dar y recibir cariño).

Los animales adoptados muestran una gratitud admirable a quien los acoge. Pero debido a las experiencias traumáticas que han pasado, desde haberse perdido hasta ser maltratados, es normal que se muestren temerosos, desconfiados y ansiosos al tener una nueva compañía humana.

Para superar estas primeras tensiones, deberás tener mucha paciencia con tu recién llegado amigo, poner mucha atención a su comportamiento, para identificar lo que le agrada y lo que detona su ansiedad y establecer, poco a poco, rutinas y límites.

 
Tranquilidad es la clave

La llegada del nuevo amigo peludo es un evento de gran emoción para toda la familia, especialmente si hay niños. Pero la euforia y las fiestas pueden agobiar al can. Lo ideal es que los primeros días transcurran en un ambiente tranquilo.

Evítale ruidos fuertes, como la televisión o los aparatos de sonido a todo volumen. Deja que explore su nueva casa sin presiones. Cuando estés cerca, colócate a su lado o en un lugar donde te vea y no lo sorprendas llegando por detrás, sobre todo mientras come.


 Al nuevo miembro de la familia le encantará recibir mimos y caricias, pero no hay que abrumarlo con ello. Deja que sea él quien se acerque para reconocer a cada habitante de la casa. Evita presentarle a mucha gente la primera semana; que antes tenga un tiempo para acostumbrarse a quienes vivirán con él. Si hay niños, explícales la importancia de que su amigo pase unos días tranquilos; si le dan su tiempo para adaptarse, tendrán un fiel e incansable compañero de juegos.
 
La importancia de las rutinas

Tu perro ganará seguridad si sus días transcurren de forma semejante y percibe estabilidad en su entorno. Por eso es importante que desde su llegada se establezcan rutinas, como el paseo diario a una hora establecida, la comida, también a una hora específica y momentos para el descanso o el juego.

Los primeros paseos no deben ser muy intensos. Una caminata de quince o veinte minutos, a paso moderado y en zonas tranquilas puede ser suficiente. Incrementa el tiempo conforme lo veas menos nervioso y aprovecha la actividad para acostumbrarlo a ir al baño fuera de casa. El uso de la correa es recomendable siempre que pasees a tu perro, pero durante el periodo de adaptación es indispensable, pues aún no está acostumbrado a seguirte y cualquier estímulo inesperado puede hacer que salga corriendo. La placa de identificación en su collar tampoco debe olvidarse.

Fijarle una hora para comer es otra rutina que le dará confianza y estabilidad. Algunos perros muestran ansiedad en este aspecto; pueden comer mucho o hurgar en alacenas y botes de basura en busca de comida, una conducta comprensible dado que en muchos casos han pasado hambre. Al darle de comer a la misma hora, le ayudarás a reducir esa ansiedad; en poco tiempo aprenderá que, pase lo que pase, no faltará su alimento.

Otra clave para darle confianza y estabilidad es que tenga sus espacios; principalmente un área de dormir, identificada por su cama, y otra para comer, con sus platos para el agua y el alimento. También puedes colocarle un cojín en el área donde más se reúna la familia; con ello sentirá que lo invitan a convivir. No necesita de toda una habitación, pero sí de elementos como éstos, que afirman el lugar que tiene en casa.

 
Paciencia y cariño

Con estas estrategias, tu nuevo compañero podrá sentirse como en casa en cuestión de semanas. No obstante, cada animal es diferente y su carácter y antecedentes pueden hacer que requiera más tiempo y apoyo para acostumbrarse a su nueva vida. Ciertas características del hogar, como el número de personas que vivan ahí, la edad y el carácter de las mismas o la presencia de otros animales, también influyen en el periodo de adaptación y pueden alargarlo.

Por eso es fundamental tener paciencia, no desanimarse con los obstáculos y educar con cariño. Si persisten conductas que indiquen ansiedad o problemas con la salud del can (ladridos o jadeos excesivos; nerviosismo o agresividad; actitudes compulsivas al comer o hacer sus necesidades), también es importante apoyarse en expertos, como el veterinario o el etólogo.
Si un amigo canino ya es parte de tu vida, cuéntanos cómo les fue durante la etapa de adaptación.




Los animales adoptados muestran una gratitud admirable a quien los acoge. Pero debido a las experiencias traumáticas que han pasado, desde haberse perdido hasta ser maltratados, es normal que se muestren temerosos, desconfiados y ansiosos al tener una nueva compañía humana. - See more at: https://animaliaadopta.com/el-periodo-de-adaptacion-despues-de-adoptar/#sthash.7b5Fm8hn.8M2x1tTr.dpuf
Adoptar un amigo canino es una experiencia increíble y una de las mejores cosas que podemos hacer por otro ser vivo. Una de las etapas más importantes en este proceso es el periodo de adaptación al nuevo hogar. Se trata del tiempo que requiere nuestro compañero -y que varía en cada caso- para reconocer su entorno y a quienes lo habitan, sentirse cómodo en esa nueva situación y adquirir confianza para desenvolverse como un perro sano (jugar, explorar, descansar, alimentarse, dar y recibir cariño) - See more at: https://animaliaadopta.com/el-periodo-de-adaptacion-despues-de-adoptar/#sthash.7b5Fm8hn.8M2x1tTr.dpuf
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Adoptar un amigo canino es una experiencia increíble y una de las mejores cosas que podemos hacer por otro ser vivo. Una de las etapas más importantes en este proceso es el periodo de adaptación al nuevo hogar. Se trata del tiempo que requiere nuestro compañero -y que varía en cada caso- para reconocer su entorno y a quienes lo habitan, sentirse cómodo en esa nueva situación y adquirir confianza para desenvolverse como un perro sano (jugar, explorar, descansar, alimentarse, dar y recibir cariño).
Los animales adoptados muestran una gratitud admirable a quien los acoge. Pero debido a las experiencias traumáticas que han pasado, desde haberse perdido hasta ser maltratados, es normal que se muestren temerosos, desconfiados y ansiosos al tener una nueva compañía humana.
Para superar estas primeras tensiones, deberás tener mucha paciencia con tu recién llegado amigo, poner mucha atención a su comportamiento, para identificar lo que le agrada y lo que detona su ansiedad y establecer, poco a poco, rutinas y límites.

Tranquilidad es la clave

La llegada del nuevo amigo peludo es un evento de gran emoción para toda la familia, especialmente si hay niños. Pero la euforia y las fiestas pueden agobiar al can. Lo ideal es que los primeros días transcurran en un ambiente tranquilo.
Evítale ruidos fuertes, como la televisión o los aparatos de sonido a todo volumen. Deja que explore su nueva casa sin presiones. Cuando estés cerca, colócate a su lado o en un lugar donde te vea y no lo sorprendas llegando por detrás, sobre todo mientras come.
Al nuevo miembro de la familia le encantará recibir mimos y caricias, pero no hay que abrumarlo con ello. Deja que sea él quien se acerque para reconocer a cada habitante de la casa. Evita presentarle a mucha gente la primera semana; que antes tenga un tiempo para acostumbrarse a quienes vivirán con él. Si hay niños, explícales la importancia de que su amigo pase unos días tranquilos; si le dan su tiempo para adaptarse, tendrán un fiel e incansable compañero de juegos.

La importancia de las rutinas

Tu perro ganará seguridad si sus días transcurren de forma semejante y percibe estabilidad en su entorno. Por eso es importante que desde su llegada se establezcan rutinas, como el paseo diario a una hora establecida, la comida, también a una hora específica y momentos para el descanso o el juego.
Los primeros paseos no deben ser muy intensos. Una caminata de quince o veinte minutos, a paso moderado y en zonas tranquilas puede ser suficiente. Incrementa el tiempo conforme lo veas menos nervioso y aprovecha la actividad para acostumbrarlo a ir al baño fuera de casa. El uso de la correa es recomendable siempre que pasees a tu perro, pero durante el periodo de adaptación es indispensable, pues aún no está acostumbrado a seguirte y cualquier estímulo inesperado puede hacer que salga corriendo. La placa de identificación en su collar tampoco debe olvidarse.
Fijarle una hora para comer es otra rutina que le dará confianza y estabilidad. Algunos perros muestran ansiedad en este aspecto; pueden comer mucho o hurgar en alacenas y botes de basura en busca de comida, una conducta comprensible dado que en muchos casos han pasado hambre. Al darle de comer a la misma hora, le ayudarás a reducir esa ansiedad; en poco tiempo aprenderá que, pase lo que pase, no faltará su alimento.
Otra clave para darle confianza y estabilidad es que tenga sus espacios; principalmente un área de dormir, identificada por su cama, y otra para comer, con sus platos para el agua y el alimento. También puedes colocarle un cojín en el área donde más se reúna la familia; con ello sentirá que lo invitan a convivir. No necesita de toda una habitación, pero sí de elementos como éstos, que afirman el lugar que tiene en casa.

Paciencia y cariño

Con estas estrategias, tu nuevo compañero podrá sentirse como en casa en cuestión de semanas. No obstante, cada animal es diferente y su carácter y antecedentes pueden hacer que requiera más tiempo y apoyo para acostumbrarse a su nueva vida. Ciertas características del hogar, como el número de personas que vivan ahí, la edad y el carácter de las mismas o la presencia de otros animales, también influyen en el periodo de adaptación y pueden alargarlo.
Por eso es fundamental tener paciencia, no desanimarse con los obstáculos y educar con cariño. Si persisten conductas que indiquen ansiedad o problemas con la salud del can (ladridos o jadeos excesivos; nerviosismo o agresividad; actitudes compulsivas al comer o hacer sus necesidades), también es importante apoyarse en expertos, como el veterinario o el etólogo.
Si un amigo canino ya es parte de tu vida, cuéntanos cómo les fue durante la etapa de adaptación.
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Adoptar un amigo canino es una experiencia increíble y una de las mejores cosas que podemos hacer por otro ser vivo. Una de las etapas más importantes en este proceso es el periodo de adaptación al nuevo hogar. Se trata del tiempo que requiere nuestro compañero -y que varía en cada caso- para reconocer su entorno y a quienes lo habitan, sentirse cómodo en esa nueva situación y adquirir confianza para desenvolverse como un perro sano (jugar, explorar, descansar, alimentarse, dar y recibir cariño).
Los animales adoptados muestran una gratitud admirable a quien los acoge. Pero debido a las experiencias traumáticas que han pasado, desde haberse perdido hasta ser maltratados, es normal que se muestren temerosos, desconfiados y ansiosos al tener una nueva compañía humana.
Para superar estas primeras tensiones, deberás tener mucha paciencia con tu recién llegado amigo, poner mucha atención a su comportamiento, para identificar lo que le agrada y lo que detona su ansiedad y establecer, poco a poco, rutinas y límites.

Tranquilidad es la clave

La llegada del nuevo amigo peludo es un evento de gran emoción para toda la familia, especialmente si hay niños. Pero la euforia y las fiestas pueden agobiar al can. Lo ideal es que los primeros días transcurran en un ambiente tranquilo.
Evítale ruidos fuertes, como la televisión o los aparatos de sonido a todo volumen. Deja que explore su nueva casa sin presiones. Cuando estés cerca, colócate a su lado o en un lugar donde te vea y no lo sorprendas llegando por detrás, sobre todo mientras come.
Al nuevo miembro de la familia le encantará recibir mimos y caricias, pero no hay que abrumarlo con ello. Deja que sea él quien se acerque para reconocer a cada habitante de la casa. Evita presentarle a mucha gente la primera semana; que antes tenga un tiempo para acostumbrarse a quienes vivirán con él. Si hay niños, explícales la importancia de que su amigo pase unos días tranquilos; si le dan su tiempo para adaptarse, tendrán un fiel e incansable compañero de juegos.

La importancia de las rutinas

Tu perro ganará seguridad si sus días transcurren de forma semejante y percibe estabilidad en su entorno. Por eso es importante que desde su llegada se establezcan rutinas, como el paseo diario a una hora establecida, la comida, también a una hora específica y momentos para el descanso o el juego.
Los primeros paseos no deben ser muy intensos. Una caminata de quince o veinte minutos, a paso moderado y en zonas tranquilas puede ser suficiente. Incrementa el tiempo conforme lo veas menos nervioso y aprovecha la actividad para acostumbrarlo a ir al baño fuera de casa. El uso de la correa es recomendable siempre que pasees a tu perro, pero durante el periodo de adaptación es indispensable, pues aún no está acostumbrado a seguirte y cualquier estímulo inesperado puede hacer que salga corriendo. La placa de identificación en su collar tampoco debe olvidarse.
Fijarle una hora para comer es otra rutina que le dará confianza y estabilidad. Algunos perros muestran ansiedad en este aspecto; pueden comer mucho o hurgar en alacenas y botes de basura en busca de comida, una conducta comprensible dado que en muchos casos han pasado hambre. Al darle de comer a la misma hora, le ayudarás a reducir esa ansiedad; en poco tiempo aprenderá que, pase lo que pase, no faltará su alimento.
Otra clave para darle confianza y estabilidad es que tenga sus espacios; principalmente un área de dormir, identificada por su cama, y otra para comer, con sus platos para el agua y el alimento. También puedes colocarle un cojín en el área donde más se reúna la familia; con ello sentirá que lo invitan a convivir. No necesita de toda una habitación, pero sí de elementos como éstos, que afirman el lugar que tiene en casa.

Paciencia y cariño

Con estas estrategias, tu nuevo compañero podrá sentirse como en casa en cuestión de semanas. No obstante, cada animal es diferente y su carácter y antecedentes pueden hacer que requiera más tiempo y apoyo para acostumbrarse a su nueva vida. Ciertas características del hogar, como el número de personas que vivan ahí, la edad y el carácter de las mismas o la presencia de otros animales, también influyen en el periodo de adaptación y pueden alargarlo.
Por eso es fundamental tener paciencia, no desanimarse con los obstáculos y educar con cariño. Si persisten conductas que indiquen ansiedad o problemas con la salud del can (ladridos o jadeos excesivos; nerviosismo o agresividad; actitudes compulsivas al comer o hacer sus necesidades), también es importante apoyarse en expertos, como el veterinario o el etólogo.
Si un amigo canino ya es parte de tu vida, cuéntanos cómo les fue durante la etapa de adaptación.
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Adoptar un amigo canino es una experiencia increíble y una de las mejores cosas que podemos hacer por otro ser vivo. Una de las etapas más importantes en este proceso es el periodo de adaptación al nuevo hogar. Se trata del tiempo que requiere nuestro compañero -y que varía en cada caso- para reconocer su entorno y a quienes lo habitan, sentirse cómodo en esa nueva situación y adquirir confianza para desenvolverse como un perro sano (jugar, explorar, descansar, alimentarse, dar y recibir cariño).
Los animales adoptados muestran una gratitud admirable a quien los acoge. Pero debido a las experiencias traumáticas que han pasado, desde haberse perdido hasta ser maltratados, es normal que se muestren temerosos, desconfiados y ansiosos al tener una nueva compañía humana.
Para superar estas primeras tensiones, deberás tener mucha paciencia con tu recién llegado amigo, poner mucha atención a su comportamiento, para identificar lo que le agrada y lo que detona su ansiedad y establecer, poco a poco, rutinas y límites.

Tranquilidad es la clave

La llegada del nuevo amigo peludo es un evento de gran emoción para toda la familia, especialmente si hay niños. Pero la euforia y las fiestas pueden agobiar al can. Lo ideal es que los primeros días transcurran en un ambiente tranquilo.
Evítale ruidos fuertes, como la televisión o los aparatos de sonido a todo volumen. Deja que explore su nueva casa sin presiones. Cuando estés cerca, colócate a su lado o en un lugar donde te vea y no lo sorprendas llegando por detrás, sobre todo mientras come.
Al nuevo miembro de la familia le encantará recibir mimos y caricias, pero no hay que abrumarlo con ello. Deja que sea él quien se acerque para reconocer a cada habitante de la casa. Evita presentarle a mucha gente la primera semana; que antes tenga un tiempo para acostumbrarse a quienes vivirán con él. Si hay niños, explícales la importancia de que su amigo pase unos días tranquilos; si le dan su tiempo para adaptarse, tendrán un fiel e incansable compañero de juegos.

La importancia de las rutinas

Tu perro ganará seguridad si sus días transcurren de forma semejante y percibe estabilidad en su entorno. Por eso es importante que desde su llegada se establezcan rutinas, como el paseo diario a una hora establecida, la comida, también a una hora específica y momentos para el descanso o el juego.
Los primeros paseos no deben ser muy intensos. Una caminata de quince o veinte minutos, a paso moderado y en zonas tranquilas puede ser suficiente. Incrementa el tiempo conforme lo veas menos nervioso y aprovecha la actividad para acostumbrarlo a ir al baño fuera de casa. El uso de la correa es recomendable siempre que pasees a tu perro, pero durante el periodo de adaptación es indispensable, pues aún no está acostumbrado a seguirte y cualquier estímulo inesperado puede hacer que salga corriendo. La placa de identificación en su collar tampoco debe olvidarse.
Fijarle una hora para comer es otra rutina que le dará confianza y estabilidad. Algunos perros muestran ansiedad en este aspecto; pueden comer mucho o hurgar en alacenas y botes de basura en busca de comida, una conducta comprensible dado que en muchos casos han pasado hambre. Al darle de comer a la misma hora, le ayudarás a reducir esa ansiedad; en poco tiempo aprenderá que, pase lo que pase, no faltará su alimento.
Otra clave para darle confianza y estabilidad es que tenga sus espacios; principalmente un área de dormir, identificada por su cama, y otra para comer, con sus platos para el agua y el alimento. También puedes colocarle un cojín en el área donde más se reúna la familia; con ello sentirá que lo invitan a convivir. No necesita de toda una habitación, pero sí de elementos como éstos, que afirman el lugar que tiene en casa.

Paciencia y cariño

Con estas estrategias, tu nuevo compañero podrá sentirse como en casa en cuestión de semanas. No obstante, cada animal es diferente y su carácter y antecedentes pueden hacer que requiera más tiempo y apoyo para acostumbrarse a su nueva vida. Ciertas características del hogar, como el número de personas que vivan ahí, la edad y el carácter de las mismas o la presencia de otros animales, también influyen en el periodo de adaptación y pueden alargarlo.
Por eso es fundamental tener paciencia, no desanimarse con los obstáculos y educar con cariño. Si persisten conductas que indiquen ansiedad o problemas con la salud del can (ladridos o jadeos excesivos; nerviosismo o agresividad; actitudes compulsivas al comer o hacer sus necesidades), también es importante apoyarse en expertos, como el veterinario o el etólogo.
Si un amigo canino ya es parte de tu vida, cuéntanos cómo les fue durante la etapa de adaptación.
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Adoptar un amigo canino es una experiencia increíble y una de las mejores cosas que podemos hacer por otro ser vivo. Una de las etapas más importantes en este proceso es el periodo de adaptación al nuevo hogar. Se trata del tiempo que requiere nuestro compañero -y que varía en cada caso- para reconocer su entorno y a quienes lo habitan, sentirse cómodo en esa nueva situación y adquirir confianza para desenvolverse como un perro sano (jugar, explorar, descansar, alimentarse, dar y recibir cariño).
Los animales adoptados muestran una gratitud admirable a quien los acoge. Pero debido a las experiencias traumáticas que han pasado, desde haberse perdido hasta ser maltratados, es normal que se muestren temerosos, desconfiados y ansiosos al tener una nueva compañía humana.
Para superar estas primeras tensiones, deberás tener mucha paciencia con tu recién llegado amigo, poner mucha atención a su comportamiento, para identificar lo que le agrada y lo que detona su ansiedad y establecer, poco a poco, rutinas y límites.

Tranquilidad es la clave

La llegada del nuevo amigo peludo es un evento de gran emoción para toda la familia, especialmente si hay niños. Pero la euforia y las fiestas pueden agobiar al can. Lo ideal es que los primeros días transcurran en un ambiente tranquilo.
Evítale ruidos fuertes, como la televisión o los aparatos de sonido a todo volumen. Deja que explore su nueva casa sin presiones. Cuando estés cerca, colócate a su lado o en un lugar donde te vea y no lo sorprendas llegando por detrás, sobre todo mientras come.
Al nuevo miembro de la familia le encantará recibir mimos y caricias, pero no hay que abrumarlo con ello. Deja que sea él quien se acerque para reconocer a cada habitante de la casa. Evita presentarle a mucha gente la primera semana; que antes tenga un tiempo para acostumbrarse a quienes vivirán con él. Si hay niños, explícales la importancia de que su amigo pase unos días tranquilos; si le dan su tiempo para adaptarse, tendrán un fiel e incansable compañero de juegos.

La importancia de las rutinas

Tu perro ganará seguridad si sus días transcurren de forma semejante y percibe estabilidad en su entorno. Por eso es importante que desde su llegada se establezcan rutinas, como el paseo diario a una hora establecida, la comida, también a una hora específica y momentos para el descanso o el juego.
Los primeros paseos no deben ser muy intensos. Una caminata de quince o veinte minutos, a paso moderado y en zonas tranquilas puede ser suficiente. Incrementa el tiempo conforme lo veas menos nervioso y aprovecha la actividad para acostumbrarlo a ir al baño fuera de casa. El uso de la correa es recomendable siempre que pasees a tu perro, pero durante el periodo de adaptación es indispensable, pues aún no está acostumbrado a seguirte y cualquier estímulo inesperado puede hacer que salga corriendo. La placa de identificación en su collar tampoco debe olvidarse.
Fijarle una hora para comer es otra rutina que le dará confianza y estabilidad. Algunos perros muestran ansiedad en este aspecto; pueden comer mucho o hurgar en alacenas y botes de basura en busca de comida, una conducta comprensible dado que en muchos casos han pasado hambre. Al darle de comer a la misma hora, le ayudarás a reducir esa ansiedad; en poco tiempo aprenderá que, pase lo que pase, no faltará su alimento.
Otra clave para darle confianza y estabilidad es que tenga sus espacios; principalmente un área de dormir, identificada por su cama, y otra para comer, con sus platos para el agua y el alimento. También puedes colocarle un cojín en el área donde más se reúna la familia; con ello sentirá que lo invitan a convivir. No necesita de toda una habitación, pero sí de elementos como éstos, que afirman el lugar que tiene en casa.

Paciencia y cariño

Con estas estrategias, tu nuevo compañero podrá sentirse como en casa en cuestión de semanas. No obstante, cada animal es diferente y su carácter y antecedentes pueden hacer que requiera más tiempo y apoyo para acostumbrarse a su nueva vida. Ciertas características del hogar, como el número de personas que vivan ahí, la edad y el carácter de las mismas o la presencia de otros animales, también influyen en el periodo de adaptación y pueden alargarlo.
Por eso es fundamental tener paciencia, no desanimarse con los obstáculos y educar con cariño. Si persisten conductas que indiquen ansiedad o problemas con la salud del can (ladridos o jadeos excesivos; nerviosismo o agresividad; actitudes compulsivas al comer o hacer sus necesidades), también es importante apoyarse en expertos, como el veterinario o el etólogo.
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